Catatonía periódica
"Clasificación de las psicosis endógenas y su etiología diferenciada"
Karl Leonhard
Editorial Polemos, Buenos Aries, 1999
ALCMEON 23, Año VIII - Vol 6 - Nº 3 - Noviembre 1997 (sitio web)
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Resumen
La catatonía periódica se desarrolla en estados hipercinéticos y acinéticos. Pero éstos raramente se dan en forma pura: por lo general se mezclan síntomas pertenecientes al otro polo. La hipercinesia obtiene una cierta rigidez a causa de la mezcla de rasgos acinéticos. Los movimientos son rígidos y bruscos, se pierde la armonía natural. A causa de esa modificación de los recorridos se pierde también su sentido original. Los movimientos reactivos en parte no se reconocen como tales; los movimientos expresivos pierden más aun su contenido de sentido. Los gestos se convierten en movimientos indeterminados, los gestos faciales en muecas. A causa de estos rasgos, que modifican los movimientos en contra de los movimientos naturales, la excitación de las catatonías periódicas se convierte en paracinética. Más claramente aun reconocemos el efecto del polo contrario en la acinesia. A pesar de una rigidez general de la actitud y de la mímica, se puede producir un movimiento sin sentido de una extremidad, que entonces por lo general se hace uniforme, en parte estereotipado, en parte incluso iterativo. De esa manera se producen también estereotipias de la actitud, donde a pesar del empobrecimiento del movimiento, el paciente adopta activamente determinadas posturas. Los rasgos hipercinéticos se mezclan de otra manera con la acinesia cuando el paciente produce acciones impulsivas, por lo general agresivas, a partir de la pobreza de movimientos. Luego muchos pacientes con impulsos pobres producen irrupciones repentinas de risa exagerada. También una actitud negativista señala en la acinesia la mezcla de una tendencia motora.
Después de los ataques catatónicos agudos se llega regularmente a remisiones. Los estados hipercinéticos tienen incluso un pronóstico relativamente favorable, pues aun después de varios ataques de la enfermedad, en ocasiones sólo quedan defectos leves. Después de las acinesias se llega más rápido a defectos permanentes. Si los defectos son de tipo leve, se muestran en una inmovilización general, preponderantemente psicomotriz, pero que afecta también la afectividad. En los casos graves se puede hablar de un embotamiento. En todo caso puede quedar una irritabilidad que lleva fácilmente a las agresiones. Incluso en el estado final vemos juntos la mayoría de las veces síntomas de los dos polos de la enfermedad. Junto a la pobreza de pulsiones encontramos muecas, acciones impulsivas y también una impulsividad del habla, de la que puede surgir un habla desviada.
En los casos leves, la enfermedad puede imitar transitoriamente el cuadro de una psicosis de la motilidad. En el cuadro de estado pueden presentarse también relaciones con otras psicosis fásicas polimorfas, así como con las otras dos esquizofrenias no sistemáticas.